domingo, 16 de marzo de 2008

Los sueños son fantasías donde no hay lugar para lo real ...

La vida es una ilusión y como toda buen sueño está escrito en versos rotos llenos de falsedades. La realidad es aquello que deseas y que, por lo tanto, no puedes conseguir. Es así, las personas del alrededor te dan la apariencia de que todo es alcanzable y crees que es posible contagiarse de ese esperanzador sentimiento. Y es cierto, pero a la hora de la verdad reconoces que no es tan sencillo como pensabas, sobretodo cuando aquello que más anhelas y deseas no te corresponde a ti decidirlo, sino que esperas expectante la respuesta de la otra persona.

La ilusión es la vida que tenemos y como todo buen vacío de sueños está manchada de vestigios de oportunidades perdidas en un tiempo que nunca existió. La realidad es aquello que vives y que, por lo tanto, no puedes evitar. Es así, las personas alrededor siguen y consiguen sus deseos y crees que es posible contagiarse de ese alentador sentimiento. Y es cierto, pero a la hora de la verdad reconoces que no es tan sencillo como pensabas, sobretodo cuando aquello que más anhelas y deseas no te corresponde a ti decidirlo, sino que esperas expectante la respuesta de la otra persona.

Una respuesta a la pregunta que no alcanzas a realizar.

Ya lo ves, tanto si la vida que posees es una ilusión como si la ilusión es la vida que quieres poseer, no es tu decisión, pues ya has escogido y no te atreves a dar ese último paso por temor al rechazo. ¿Qué te puedo decir? Yo estoy preso de un sentimiento con forma de grilletes a los que yo mismo me encadené…

sábado, 8 de marzo de 2008

Sentimientos


Un día cuando el mundo estaba como perdido, estaban todos los sentimientos reunidos para arreglar la situación, cuando de repente dice la inteligencia
-¡Ya se como podemos pasar los días mejor!- por supuesto ella siempre tan inteligente
-¡Jugaremos al escondite!-

Pero de repente se presentó otro problema, a la tristeza como siempre, tan triste, no le alegraba el juego, y el aburrimiento no quería jugar porque decía que el juego no le entretenía, que para el era mejor pasar los días tras una piedra.

La alegría, que no era fácil de controlar, siempre tan alegre, no escuchó nada.

Pero aún faltaba la esperanza, el amor, la pasión y la ternura.

Ésta última era tan tierna, decía que para ella era difícil esos tipos de juegos, que mejor se pasaba los días en los campos respirando el perfume de las flores.

La pasión, siempre tan apasionada, estaba pensando en qué haría luego.

En eso llega el amor y dice:
– No se por qué están tan desalentados, y comenzó a brindarle amor a cada uno de los sentimientos que estaban presentes.

Cuando de repente llegó la esperanza y comenzó a ayudar al amor sin decir una palabra y sin cansarse hasta alegrarlos a todos.

Cuando ya estaban todos los sentimientos motivados, dice la alegría:

– Yo me quedaré, escóndanse todos que yo los encontraré –

La alegría cuenta hasta mil y comienza a buscarlos. A los pocos metros encontró al aburrimiento, aburrido tras una piedra. Unos minutos más tarde, encontró a la pasión y la ternura en los campos de flores muy apasionados jugando entre los pétalos. Siguió buscando y entre las ramas de los árboles encontró a la tristeza muy triste porque ya no le gustaba el juego.

La esperanza, siempre tan buena, se descubrió para ayudar a la tristeza.

Cuando el juego estaba terminando se hacía más difícil, ya que faltaba el amor y la inteligencia.

La alegría regreso al árbol donde había contado y encontró a la inteligencia detrás de éste, aún faltaba el amor. Entonces la tristeza se detuvo y se dijo así misma:
– He buscado por todas partes y no he visto nada, ya sé donde puedo encontrarlo –

Y se dirigió al rosal que estaba muy cerca de allí. Cuando estaba muy silencioso buscando, escucha unos gritos entre las ramas como si estuvieran llorando o lamentándose de algo.

La alegría se dirigió hacia las ramas y descubrió al amor enredado entre las espinas y con los ojos ensangrentados, entonces la alegría le dijo:

– Perdóname amor, se que por mi culpa ahora te sientes mal, se que te debo la vida, no me abandones, que yo nunca te abandonaré.

Por eso se dice que el amor es ciego y la alegría siempre lo acompaña.



Autor: Osmel Chapman Pérez