miércoles, 12 de septiembre de 2007

Un bello cuento ....


Hace un par de años escribí un cuento, se podría resumir así:

Hace muchos años un joven se despertó de un lindo sueño y quería llevarlo a la práctica. Deseaba ser marinero, navegar por los anchos mares y ser el capitán de su propio barco. Tenía una gran ilusión por ver cumplido ese sueño y trabajaría sin descanso hasta verlo cumplido.
Y empezó a contarlo entre sus amigos y familiares para contar con su apoyo, pero todos se empezaron a reír,poniéndolo en duda y trataron de desmoronar la ilusión de aquel joven muchacho. Pero no quiso venirse abajo, porque el mundo se ha hecho para los que son capaces de luchar contra viento y marea para cumplir sus sueños e ilusiones.
Empezó a trabajar en mil sitios para intentar juntar dinero para poderse comprar una embarcación. Tras dos años de esfuerzo lo consiguió.
Fue al puerto y pudo comprar una vieja embarcación que estaba a la venta.
Tenia que arreglarla, pero cuando la reparara para el sería la mejor embarcación de todas. Trabajo día y noche para repararla.
Más de uno lo tachó de loco, cómo un joven muchacho sería capaz de navegar sólo por las bravas aguas del mar. Pero cuando alguien tiene un sueño lucha por cumplirlo.
Un buen día decidió que ya era hora para emprender su viaje, se hizo con un mapa, una brújula y un viejo catalejo, nada más llevaría, no necesitaba más. Quería dejarse guiar por las sirenas.
Y emprendió el viaje, un viaje sin rumbo y orientado por el destino. Cuando llegó la noche sintió las mellas del frío, la desorientación y la soledad, empezó a llamar a las sirenas con el sonido de una vieja concha deseando que le pudieran dar calor y lo orientaran. Sopló, sopló y sopló y ninguna de ellas fue capaz de acudir a la llamada del joven marinero. Pasó el tiempo y empezó a sentirse muy solo, porque por ver cumplido su sueño fue capaz de dejarlo todo.
Y un sentimiento de soledad le ahogaba y empezó a llorar. Sus lágrimas empezaron a brotar de sus ojos y empezaron a caer al mar.
Una estrella del cielo, conocida como Aurora Borealis se enterneció con esa triste imagen, desde el cielo observaba a un joven que se sentía solo y fracasado. El frío de la soledad no se cura con la ropa de abrigo o con una gruesa manta, sino con el calor de un abrazo.
Y la estrella quiso iluminar su barca para transmitirle el calor que le faltaba y empezó a brillar destacando sobre las demás. De repente el joven marinero se empezó a sentir arropado por la luz de un ángel y los sentimientos de soledad empezaron a desaparecer. El joven marinero sintió una gran atracción por esa luz, para él la mejor de todas y sería la luz del faro con la que se dejaría guiar en la oscura noche.
Los días pasaban y el joven marinero empezó a desear que el día se convirtiera en la noche para poder ver así a la estrella. Todas las noches el marinero hacía sonar la vieja caracola dedicándole una bella sinfonía a la estrella. La atracción por la estrella cada vez era mayor.
Pero Zeus, el dios del cielo diurno, sintió envidia de aquella relación de amor que mantenía la estrella con el joven marinero y mandó apagarla.
La estrella quedó inerte y dejo de brillar. El cielo empezó a cubrirse de oscuridad y el joven marinero esperó la luz de su bella dama, pero ésta no apareció. Los sentimientos de soledad y desorientación brotaron de nuevo. Gritó a los mares llamando a su bella amada por su nombre y pidiéndole a Dios que le diera su luz y su guía. El eco roto le devolvía sus desgarradores gritos de tristeza. Pasaron los días y el joven perdió la esperanza de volver a verla y decidió navegar a la deriva, porque ya nada le importaba y el naufragio pondría fin a su larga agonía.
El fuerte oleaje hizo mella en la embarcación y empezó a destrozarla de la misma manera que el alma del joven muchacho había quedado tras la pérdida de la estrella. El naufragio se hizo presente, y las aguas del mar lo llevaron a una isla paradisiaca. El joven no quería volver despertarse quería seguir soñando con aquel sueño roto.
Y la luz del sol lo despertó. Más tarde la confusión lo invadió y empezó a gritar el bello nombre de Aurora Borealis. Las plegarias y los rezos trataban de pedir que volviera a lucir su estrella, su faro y su guía.

sábado, 8 de septiembre de 2007

"Los sueños son las sirenas del alma. Ellas cantan, las seguimos, y jamás retornamos"


Con esta frase quiero inagurar este blog. Se puede decir que me encuentro en una fase de cambio, navegando en nuevos mares, y como buen marinero me dejo seducir por el bello canto de las sirenas.
Ellas son las que me hacen soñar cada día y hacen que siga manteniendo la ilusión por ver lo que me depara el nuevo día. Seguiré soñando, es algo innato en mi, a pesar de que me haya dado cuenta de ciertas cosas de la vida. Como la gente que te defrauda, la que te da la espalda en los malos momentos y la que no conoce el sentido que tiene la palabra lealtad.
Cada sueño es un nuevo reto, algo que tengo que afrontar y te obliga a decidir cual va a ser la dirección a la que se va a dirigir el timón de mi vida. A veces tomar esa decisión es dificil, pero hay que asumir los riesgos.
A pesar de todo me siento muy afortunado, porque he conocido a grandes personas, son los grandes tesoros de mi vida, que contienen piezas de valor incalculable. Sé que están ahí, a pesar de la distancia que nos separa,much@s de ell@s ya me lo han demostrado. Gracias por confiar en mi.
Seguid soñando, nunca perdáis la ilusión, porque los sueños son retos que hacen marcar la dirección que tomará nuestra vida.
Un abrazo a todos los que estáis conmigo.