domingo, 29 de mayo de 2011

Doctor, recéteme algo contra la soledad


Acabo de leer este artículo del Blog de Eduard Punset, http://www.eduardpunset.es/11967/general/doctor-receteme-algo-contra-la-soledad ,
Tras su lectura me ha hecho reflexionar porque considero que lleva razón en sus afirmaciones. Los humanos necesitamos aferrarnos a alguien o a un colectivo social para no sentirnos solos, esa búsqueda o ese sentido de pertenencia nos lleva toda la vida.
Quizás los sanitarios en nuestra labor diaria, vemos la soledad de nuestros pacientes, unos no tienen a nadie y otros los tienen pero no se comunican con ellos. Estamos en un mundo donde estamos rodeados de avances tecnológicos que acercan a las personas pero a pesar de ello la gente sigue sintiendo la soledad a pesar de encontrarse rodeado de gente.
Para los sanitarios lo más sencillo es dar una pastilla para paliar esa soledad, pero nos equivocamos.
Resulta que toda la pasión, el pensamiento y la acción de muchísima gente son el resultado del impulso para evadir el aislamiento causado por la disolución del clan familiar, la pérdida de los amigos del trabajo, el amor del resto del mundo. Detrás de todo lo que hacen, piensan o dicen los ensimismados está el pánico a la soledad. Pese a la diversidad de culturas, religión, sexo, idiomas o edad, resulta que los humanos lucen similitudes sorprendentes, como la necesidad de amor y, para recabarlo, el rechazo tajante de la soledad.
Durante muchos años, no solo no nos ocupamos de la soledad, sino que la enaltecíamos. Si salías adelante solo, sin consultar con los demás, profundizando en tu propio universo, conociendo como nadie tus propios intestinos, eras merecedor de todos los elogios. No sabíamos casi nada del cerebro; no teníamos ni idea de que no se podía aprender sin el cerebro de los demás, que solo los perversos podían ignorar los sentimientos de los otros, de que estabas condenado si no pertenecías a nada ni a nadie. El más valiente era el que no pedía ayuda, porque eso era signo de fortaleza, así nos han educado. Quizás nos hemos equivocado todos al pensar así, todos para superar algo de nuestras vidas debemos de apoyarnos en los demás, en un sueño o en alguna ilusión en donde aparecen como actores las personas que rodean nuestras vidas.
Una persona es también valiente cuando reconoce que necesita de los demás para salir a flote, que ha llorado mientras luchaba con los titanes de nuestra vida y que gracias a los demás hemos podido superar nuestros miedos.